BRASIL

INDEPENDENCIA DEL BANCO CENTRAL

 

Texto: Juliana B. Bolzani , Marcelo M. Prates , Flávio J. Roman, 
Marcel M. dos Santos  – Project Syndicate

 

BRASILIA – A fines de febrero, tras treinta años de debates en el Congreso brasileño, entró en vigor la Ley Complementaria N.º 179, que otorga «autonomía técnica, operativa, administrativa y financiera» al Banco Central de Brasil (BCB). Tan divisiva ha sido la cuestión que hubo que reemplazar el término tradicional «independencia» por otro políticamente más aceptable, «autonomía». Pero a pesar de esta y otras concesiones, al día siguiente de la promulgación, dos partidos políticos plantearon una demanda de inconstitucionalidad ante la Corte Suprema.

 

¿Por qué insistir entonces en la autonomía del BCB?

La nueva ley de autonomía pone fin a un prolongado proyecto institucional que comenzó con la adopción de una nueva constitución en 1988. Su artículo 164 instituyó dos pilares de la independencia del banco central: otorgó al BCB autoridad exclusiva para emitir la moneda oficial de Brasil y le prohibió financiar al Tesoro u otorgar préstamos a instituciones no financieras.

 

Banco central do brasil

Banco central do brasil.

 

A este marco se le sumó una mejora en 1999, cuando tras una grave crisis financiera, Brasil reformó la política monetaria y cambiaria. Se abandonó la fijación respecto del dólar y se adoptó un régimen cambiario flexible que hizo posible la implementación de un sistema de metas de inflación. Estas modificaciones reforzaron la percepción de que el BCB era en los hechos un organismo independiente.

Ahora la independencia del BCB está garantizada en forma explícita por una ley federal, que además añade un elemento faltante a su soporte jurídico. La ley de autonomía establece que el presidente y los ocho directores del BCB serán designados por el presidente de Brasil con confirmación del Senado; que tendrán mandatos de cuatro años en forma escalonada y con posibilidad de renovación por una sola vez; y que no se los podrá despedir sin causa.

La ley de autonomía también refuta el mito de que la independencia del banco central crea un superpoder institucional exento de cualquier control. Si bien el BCB operará con «ausencia de vinculación a ministerios, tutela o subordinación jerárquica», sus acciones seguirán sujetas a control judicial y supervisión del Congreso. Por ejemplo, la ley estipula que el presidente del BCB deberá «presentar ante el Senado Federal, en audiencias públicas que se celebrarán en los semestres primero y segundo de cada año, un informe de inflación y un informe de estabilidad financiera, con explicación de las decisiones tomadas durante el semestre anterior».

De modo que tres décadas después, el plan constitucional brasileño de tener un banco central independiente, creíble y obligado a rendir cuentas está completo. Pero ¿habrá llegado demasiado tarde? Hoy el nivel de inflación en muchos países es bajo, y la pandemia de COVID‑19 está mostrando que sin apoyo monetario, los gobiernos tal vez no tengan capacidad fiscal suficiente para ayudar a las personas necesitadas. Por eso hay quien sostiene que la justificación teórica de la independencia de los bancos centrales se ha debilitado.

 

Banco Central do Brasil

Banco Central do Brasil

 

No estamos de acuerdo. En primer lugar, incluso cuando no hay motivos para temer presiones inflacionarias, los bancos centrales tienen que ocuparse de cuestiones políticamente delicadas. Ya se trate de fijar tipos de interés negativos, gestionar las reservas internacionales, dar asistencia en la forma de liquidez o incluso permitir la quiebra de un banco, muchas decisiones de los bancos centrales pueden ser controvertidas y volverse objeto de presiones políticas. En más de una ocasión gobernantes impulsivos han destituido a la persona a cargo del banco central sin que mediara como motivo un aumento de la inflación o de los tipos de interés.

Y cuando al banco central se le encomienda un mandato más amplio (como ha sucedido en Brasil), su independencia es todavía más importante. Además del «objetivo fundamental» del BCB de garantizar la estabilidad de precios, la ley de autonomía añade tres objetivos secundarios: «velar por la estabilidad y eficiencia del sistema financiero, suavizar las fluctuaciones del nivel de actividad económica y fomentar el pleno empleo». Un BCB que no sea independiente podría sufrir presiones políticas para que use su autoridad ampliada al servicio de intereses partidarios, lo que le dificultaría hallar un equilibrio justo entre sus diversos objetivos.

En segundo lugar, la idea de que cualquier gobierno que controla su divisa soberana puede usar la «máquina de imprimir dinero» sin temor a déficits astronómicos o a la acumulación de deuda nacional es muy engañosa. Controlar la presión inflacionaria creada por la emisión incesante de dinero puede ser relativamente sencillo para un puñado de países que tienen una moneda con amplia aceptación internacional, tipos de interés estructuralmente bajos y un total de deuda (pública y privada) denominada mayoritariamente en la moneda local.

Pero para los demás países (Brasil incluido), crear dinero y proveer liquidez a la economía es fácil, pero retirar más tarde la liquidez excedente es mucho más difícil. Aunque tal vez muchos banqueros centrales tengan el coraje necesario para enfrentar a la opinión pública y responder a un alza de inflación endureciendo la política monetaria, si la institución que dirigen no tiene independencia suficiente, pueden terminar perdiendo el cargo.

 

Entrada del Banco Central do Brasil

Entrada del Banco Central do Brasil.

 

La independencia del banco central es una alternativa democrática que permite separar la creación de dinero de la financiación del gobierno y sienta las bases para un crecimiento económico sostenible. Sin esa independencia, los intereses colectivos y valores públicos que protegen y promueven los bancos centrales están en riesgo. De modo que la nueva ley brasileña de autonomía del banco central es algo que hay que celebrar (y cuidar).

 

Autores

Juliana B. Bolzani, es experta sénior en asuntos monetarios e internacionales en el Departamento de Asuntos Jurídicos del Banco Central de Brasil.

Marcelo M. Prates, es experto sénior en monedas digitales y tecnología financiera en el Departamento de Asuntos Jurídicos del Banco Central de Brasil.

Flávio J. Roman, dirige la división de litigios en el Departamento de Asuntos Jurídicos del Banco Central de Brasil.

Marcel M. dos Santos, dirige la división de políticas y regulación en el Departamento de Asuntos Jurídicos del Banco Central de Brasil.

 

Traducción: Esteban Flamini

 

Fuente: Project Syndicate