Cuando la HISTORIA ECONÓMICA

mejora con el transcurso del tiempo

Texto: Carmen M. Reinhart y Vincent Reinhart

Project Syndicate

CAMBRIDGE – Rara vez un informe denso preparado por un organismo estadístico le deja a uno sin aliento, pero la más reciente publicación sobre las cuentas de ingresos nacionales de Estados Unidos de la Oficina de Análisis Económico (BEA) es la excepción que demuestra la regla. La publicación, al fin y al cabo, es la reevaluación quinquenal integral y ascendente de ingresos, producción y precios realizada por BEA, que se remonta a los días de actividad económica del automóvil Ford Modelo-T.

Metiendo la cuchara en los detalles de la revisión, uno se encuentra con una perspectiva ligeramente mejorada con respecto al crecimiento a mediano plazo. Además, los datos sobre el ahorro personal sugieren un número menor de vulnerabilidades y más resiliencia en el sector de viviendas. Por otro lado, la revisión no cambia nada con respecto a los dos boquetes profundos – los déficits gemelos: el fiscal y el externo en las cuentas nacionales.

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El informe requiere que los economistas revisen nuestra visión de la economía estadounidense. Primero, dos pedacitos de buenas noticias. Además de informar que el PIB real aumentó a una tasa anual del 4,1% en el segundo trimestre de este año, la producción en el primer trimestre se revisó al alza en cierta medida, y ello fue precedido por un crecimiento considerablemente mayor del ingreso. El efecto neto no cambia el panorama general – Estados Unidos aún tardó seis años en salir de la Gran Recesión – pero la tendencia de crecimiento (que se obtiene promediando la producción y el ingreso, resultado que es una medida de actividad más confiable que cualquiera de sus componentes por sí solos) fue más rápida de lo que se creía anteriormente. Esto es significativo porque, gracias a la tasa compuesta, pequeños incrementos en la tasa de crecimiento producen grandes beneficios en el futuro.

Lo que reviste mayor importancia, el ingreso adicional no fue equiparado por el nuevo gasto familiar. En términos nominales, el nivel de ahorro personal es casi el doble de lo informado en los cuatro trimestres previos. Con relación al ingreso disponible, la tasa de ahorro personal ahora se estima en 6.8%, no en el 3.2% reportado en mayo. Además, la tasa de ahorro ha estado fluctuando lateralmente, por encima del 6%, durante los últimos cinco años, en lugar de caer precipitadamente, como se pensaba anteriormente. Las revisiones al alza van incluso más atrás, llegando las diferencias porcentuales entre los datos actualizados y los anteriores con respecto al ahorro personal nominal a alcanzar cifras de dos dígitos desde mediados de la década de 1990.

OFERTA POR BIENES

Al parecer, las cuentas nacionales de ingresos se pusieron a la par de la realidad de la hoja de balance. Desde la crisis financiera, los hogares estadounidenses redujeron su endeudamiento y acumularon riqueza. Según la Reserva Federal, agregaron alrededor de 1,75 años de ingresos disponibles a su patrimonio neto desde el año 2008 al 2017. Con base en estas revisiones de datos, una porción más gruesa de esta acumulación de riqueza llegó a concretarse a la antigua usanza; es decir, a través de consumir menos ingresos.

La revisión de los datos de los patrones de gasto de los hogares respalda las perspectivas económicas. Si las familias estadounidenses no están estirando demasiado sus cheques de pago, ellas tienen recursos para seguir aumentando su gasto. Si bien no se vislumbran en el futuro inmediato tasas de crecimiento real del 4% o más, la economía de Estados Unidos probablemente se expandirá en un 3% en el año 2018, ritmo que no se logró alcanzar en una docena de años.

Deficit fiscal

El crecimiento económico a ese ritmo excede la expansión de la oferta agregada, agotando el uso de los recursos e impulsando a la Reserva Federal a continuar a lo largo de su camino de una nueva normalización gradual de las tasas de interés. Pero ralentizar ese ritmo parece menos convincente a la luz de los nuevos datos, mismos que sugieren que los riesgos de estabilidad financiera deberían ser empujados a lugares menos prioritarios en la lista de preocupaciones de la Reserva Federal. Al fin de cuentas, se debería esperar que los hogares que están ahorrando el doble de lo que se sospechaba anteriormente, tengan más resiliencia a momento de enfrentarse con el aumento de las tasas de interés.

Sin embargo, dicha resiliencia se pondrá a prueba a largo plazo debido a los desequilibrios fiscales y externos, mismos que no se vieron afectados por la revisión de los datos. Parte del atractivo analítico de las cuentas de ingresos nacionales es que se suman. Si un país ahorra más pero la inversión se mantiene sin cambios, entonces pide prestado menos del (o presta más al) resto del mundo. Su posición de exportación neta y su saldo en cuenta corriente mejoran.

USA PIB

Pero eso no sucedió en este caso. El gran aumento en el ahorro se vio compensado por menores incrementos en la inversión, la acumulación de inventarios y la discrepancia estadística. Nada cambia la sombría realidad de que el déficit en cuenta corriente de Estados Unidos se dirige a más del 3% del PIB nominal, lo que implica una mayor dependencia de los inversores extranjeros. Estados Unidos está fabricando los dólares que los extranjeros ansían, pero eso es todo por ahora.

Además, no existe ninguna varita que los magos de BEA puedan agitar para alterar la característica dominante del panorama económico: los gastos del gobierno federal superan sus ingresos por un amplio margen, y esto ocurre antes y después de la revisión de datos. El déficit sobrepasará el $1 millón de millones este año, y debido a que el crecimiento ya está por encima de su tasa potencial y el desempleo muy por debajo de su tasa natural, el argumento cíclico para dicho estímulo es débil. La acumulación concomitante de deuda influirá en la actividad económica futura y exacerbará las vulnerabilidades financieras.

Pero esto no ocurrirá ahora. Hemos aprendido que la economía se está expandiendo un poco más rápido y que los hogares son más ahorrativos de lo que se pensaba. Considere esto, entonces, como otro caso en el que a la lectura de lo historia luce mejor de lo que fue vivida.

Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos.

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Carmen-M-ReinhartAUTOR, Carmen M. Reinhart es profesora de Sistema Financiero Internacional en la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard.

 

Vincent-ReinhartAUTOR, Vincent Reinhart es economista en jefe y estratega de inversión en BNY Mellon Asset Management North America.