RETOS ECONÓMICOS EN LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE

Texto: Manuel F. Perez, MPA, CAMS (Manny Pérez)

Utilizando la perspectiva de análisis de los tres ecosistemas monetarios que rigen las economías del mundo, este artículo analiza brevemente los retos económicos que los países de Latinoamérica y el Caribe  continúan enfrentando en el 2018.

Los ecosistemas a los cuales me refiero son:

  • El Sistema de Pago y Comercio, el sistema monetario que todos conocemos y que es fundamental para la sociedad humana, y el cual usualmente utiliza dinero “contante y sonante”;
  • El Sistema de Banca y Finanzas, que utiliza contratos y acuerdos para movilizar y resguardar los valores monetarios para facilitar las transacciones comerciales y de pago, usualmente en forma de cuentas digitales, y en el cual una deuda representa capital de trabajo, y
  • El Sistema de Gobierno, Poder e Influencia, el cual utiliza la capacidad de establecer políticas, reglamentos y leyes para manejar y controlar el flujo monetario y el valor relativo de su moneda y sus activos.

Cada uno de ellos tiene sus reglas y condiciones distintas, ha evolucionado por medio de la tecnología  y se mueve de acuerdo al tipo de sistema político, económico y social de cada país. Este artículo se basa en teorías económicas no-tradicionales, y presentamos la importancia de lograr entender  la coexistencia de los tres ecosistemas y de cómo estos ecosistemas apuntan a la cooperación regional como la base fundamental para mejorar el bienestar de las poblaciones de la región.

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El ecosistema principal y fundamental es el Sistema  de Pagos y Comercio porque es el que conocemos todos a través de la historia humana: Es el dinero “constante y sonante”.   Toda transacción personal en el mundo actual termina o comienza en el sector de pagos y comercio, y aunque este tipo de dinero es poco flexible porque es tangible y personal, todas nuestras teorías económicas actuales asumen que el dinero que se usa, la moneda, es la de este sector: dinero que puedes contar y sonar como moneda o billete.  Desde este punto de vista, la teoría económica podría determinar la situación económica de un país; mas dicha determinación no sería determinante porque influyen los otros dos sistemas (estos otros dos ecosistemas crean y quitan valor por decreto o por manipulación financiera, contractual u contable), cuyo impacto puede ser positivo o negativo, pero  para el caso de algunos países en América Latina y el Caribe, parece ser negativo por efecto de crímenes financieros no planificados.  Estos efectos negativos podrían contribuir al empobrecimiento o incluso la destrucción de la economía local al dejarla sin el flujo de fondos necesarios para que el comercio y los pagos y cobros funcionen normalmente. Es de notar que la inflación de la moneda es uno de estos impactos de los dos ecosistemas que la gente usualmente desconoce.

La mayoría de los países de la región poseen un ecosistema de pagos y comercio propio, que utiliza principalmente la moneda del país.  Esto quiere decir que los salarios, impuestos, servicios públicos, compra-venta de bienes, etc., normalmente sólo se pueden cancelar en la moneda nacional y dependerán de algunas medidas macroeconómicas que impactan al flujo de dinero local. Cuando un país depende excesivamente de importaciones  o es deficitaria en su producción interna de bienes y servicios, ese país podrá crear un desbalance para la obtención de la moneda extranjera respectiva (dólares, por ejemplo), por lo que le causará grandes problemas al sistema de pagos y comercio por falta de la moneda requerida; y entre otras consecuencias estará la dificultad para la población, en general, de tener con qué satisfacer sus necesidades, pues la moneda nacional no servirá para adquirir los insumos, bienes y servicios desaparecidos en el comercio local.

Caso Venezuela

Este es el caso, por ejemplo, de Venezuela: actualmente, los comercios adolecen de la moneda extranjera requerida para importar bienes y surge una escasez que la población general no puede resolver con moneda nacional.  Por lo tanto, la población general tiende a acudir al trueque o a otros mecanismos no monetarios para atender sus necesidades, o decide migrar a un lugar en que se puede participar en el comercio de bienes y servicios. En general, y desde el punto de vista legal, el país en esta situación sobrevive, hasta tanto los empleados públicos (incluyendo los militares) le pierdan toda credibilidad a su moneda nacional. Otro país que vivió algo semejante, pero que encontró una solución temporal es Ecuador, mediante la dolarización de su economía, pero esto le transfirió el control de casi todo su sistema bancario y financiero, y de la moneda de su Sistema  de gobierno, poder e influencia, a entes extranjeros y al gobierno norteamericano.  Parece evidente que darle el control de tu moneda a entes extranjeros representa riesgos a largo plazo, pero también es posible que se actúe eficientemente en los tres ecosistemas, para reducir estos riesgos.

Adicionalmente, debemos considerar el impacto en los ecosistemas y la riqueza nacional del crimen financiero (lavado de dinero, especulaciones cambiarias, lavado de activos, entre otros), el cual ya ha afectado a las economías de la región. En la última década es interesante notar como el gobierno Estadounidense se ha alejado progresivamente de su participación económica en nuestra región: las restricciones a las actividades financieras y bancarias para prevenir el lavado de activos y el tráfico de drogas ha tenido un impacto fortísimo en las economías locales, y ha estimulado la migración de la población hacia el norte o los países vecinos con mejor ecosistema de pagos y comercio,  en la búsqueda de dólares, empleo, y una vida mejor.   

Evidentemente podemos identificar los países con mejores economías reales (los que ofrecen mejor calidad de vida y muchas transacciones en el ecosistema de pagos y comercios) estudiando las tendencias migratorias y de remesas familiares.  En breve, hay países en nuestra región que están en capacidad de aumentar su actividad económica interna y manejar un mayor flujo monetario interno.   Esto incluye a Argentina, la cual sigue incumpliendo sus deudas internacionales y por lo tanto no puede recibir préstamos de otros países.  Pero Argentina parece no necesitar estos préstamos pues sus industrias y comercios se han fortalecido.

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La situación de la poca producción interna, la debilidad de los ecosistemas y la situación de crimen financiero restringen el desarrollo económico en muchos países de la región.

Veamos el caso específico del Caribe con los impactos de los últimos huracanes  y el incremento del nivel del mar (por cambio climático) con su respectivo impacto sobre la superficie de tierra firme para esas naciones.  La infraestructura turística, dolarizada, se ha recuperado y sigue siendo un rubro económico importante, pero los servicios públicos e infraestructura necesaria para desarrollar el futuro de la industria y comercio local y regional requiere grandes inversiones, y sus sistemas bancarios y financieros locales posiblemente no puedan atenderlo debido a las restricciones que ya mencioné del sistema financiero global, Europa y los Estados Unidos. Algunos de los sectores bancarios de estos países del Caribe ya están aislados del sistema internacional, por mecanismos de prevención de lavado de dinero, y los inversionistas que tenían su dinero allí lo han ido sacando para otros países y hasta lo han invertido en monedas virtuales para no perder lo que tienen.

Esto debilita las economías locales, y los gobiernos necesitan tomar medidas para fortalecer su situación, posiblemente en el ecosistema monetario que aún no utilizan efectivamente: el de gobierno, poder e influencia. Nuestros gobiernos deben entender que aunque parezca que tienen poder ilimitado para crear moneda local, ese poder está limitado por la confianza y fe que generan en su gente y los otros entes de gobierno (países, corporaciones y organizaciones de todo tipo).  Los economistas conductuales, liderados por el Dr. Richard Thaller, que acaba de ganar el premio Nobel por sus ideas, sugieren estudiar y actuar en base a la conducta real de su población, tal y como lo hace la industria de mercadeo y publicidad.

Lo que es entonces, conclusivo y pertinente, es entender y trabajar eficientemente con los tres ecosistemas, aumentando la producción, el intercambio intrarregional y debilitando el crimen financiero. No se trata de buscar soluciones cortoplacistas a los problemas: se trata de desarrollarse estratégicamente con mutua cooperación que brinde beneficios a todos. Difícil, por supuesto, por las diferencias de sistemas políticos, desbalances en sus economías, y problemas de infraestructuras, pero ante todo por la debilidad en el entendimiento del ecosistema Gobierno, poder e influencia que puede abrir las puertas a nuevos recursos para el desarrollo económico social de los países participantes.  El caso de los países del de Mercosur, con excepción de Venezuela, parecen haber obtenido beneficios a través de la cooperación, aunque hay reportes de fallas. Como administrador público y especialista de desarrollo municipal veo oportunidades grandes para que los gobiernos de la zona apalanquen sus economías locales con estrategias de cooperación e intercambios regionales, a pesar de las manipulaciones políticas internas que parecen inevitables.     

Una situación que deben estudiar cuidadosamente es el de la reconstrucción de la infraestructura de servicios públicos y de redes en los países afectados por los huracanes: hoy en día hay alternativas tecnológicas que son más económicas y fáciles de montar y reparar que los servicios tradicionales.  En el 2018 existe la oportunidad de planificar la reestructuración de la infraestructura y reducir la dependencia de fondos extranjeros y préstamos internacionales para el desarrollo económico, siempre y cuando tengan disponible el recurso humano preparado para enfrentar estos retos y aumentar el tesoro nacional.

En resumen, concluyo que las economías nacionales de nuestra región enfrentan grandes desequilibrios entre sus 3 sistemas monetarios, lo cual limita sus posibilidades de aumentar la fuerza de su moneda en término de valores de intercambio.  La influencia China en nuestra región seguirá creciendo porque este país continuará supliendo muchos de los recursos y moneda del tercer ecosistema (gobierno, poder e influencia) a las economías de nuestra región.  Los Estados Unidos ya ha declarado que no le interesa mantener nexos fuertes para el desarrollo de nuestros países, lo cual se ha disimulado gracias a las remesas de los migrantes que trabajan en esa nación.  Europa, a su vez, continúa siendo flexible y oportunista, mas no muestra interés especial, salvo el de las multinacionales europeas que están aprovechando la oportunidad de abrir mercados nuevos con tecnologías más avanzadas que la de los intereses asiáticos.

Mi recomendación, como dije antes, es trabajar en conjunto para el desarrollo regional, especialmente en el caso de las islas del caribe que deben apalancar las oportunidades industriales y comerciales que brinda el mar y su cercanía a los mercados de las Américas, especialmente el norteamericano donde tienen un apoyo especial en la forma de sus migrantes.  Estos migrantes actualmente están considerando la posibilidad de que los devuelvan a su isla o país de origen, y sus temores pueden representar una gran oportunidad de transformar sus países. Este recurso humano capacitado y usualmente bilingüe puede servir para generar nuevas industrias y comercios, tal como ocurrió en la ciudad de Nueva York con los migrantes europeos del siglo XX, pero hay que hacerlo estratégicamente, de forma ganar-ganar en cada ecosistema.  Es de notar que las industrias petroleras de Canadá y Europa se beneficiaron inmensamente de los profesionales venezolanos que migraron.

Para cerrar este artículo, reconozco que no puse las cifras esperadas de inflación, Producto Nacional Bruto, Flujo de Caja, etc., usuales en las proyecciones económicas: esas cifras son solo estudios matemáticos de tendencias que una buena estrategia de gobierno puede cambiar.  Y es importante pensar en los tres ecosistemas porque el objetivo de todo país debe ser mejorar su tesoro, su riqueza nacional, que incluye todos los ciudadanos, industrias, comercios, y valores.  Una nación no debe ser cortoplacista y aceptar pan hoy para tener hambre mañana.  Hay que sembrar para el futuro y cuidar la cosecha. 2018 será un año difícil para toda nuestra región, mas algunos podrán pescar en las aguas turbulentas de la economía mundial, y espero que sean ustedes, los lectores de este artículo.

Nota: Las ideas y propuestas representadas aquí son exclusivamente de mi autoría y no representan los intereses de ninguna nación ni posición partidista.  Los conceptos de los tres ecosistemas monetarios han sido desarrollados por mi persona y publicado en el libro Cash in, que se puede obtener en Amazon.

Manuel Perez

Colaborador de Private Wall Magazine

Manuel Pérez, Master en Administración Publica, Especialista en Prevención de Lavado de Activos, Presidente de la organización Space Renaissance USA y directivo fundador de la Cryptocurrency Standards Association, así como charlista e instructor internacional.